viernes, 12 de noviembre de 2021

Acta de la tertulia del 10 de noviembre de 2021

 


Siendo exactamente las 21:30 horas del miércoles 10 de noviembre de 2021, se reúnen los correligionarios mercuriales José Manuel Gómez, Ramón Simón, Carlos Ambrosio y Fernando Moral junto al río Betis y frente a la calle del mismo nombre, circunstancias ambas que nos reconfortaron en proporción tal que todos, excepto Ramón, sentimos cómo las almas se nos engrandecían hasta reventar nuestras carcasas mortales. Señalada esa feliz coyuntura, pasaremos a decir que la cita fue en el establecimiento “La Gorda de las Delicias”, título que, bien pensado, sería más apropiado para una película X de la Transición. En cualquier caso, dado el comedimiento proverbial de los caballeros mercuriales, no hubo comentarios en ese tenor.

La velada comenzó, como no podría ser de otra forma, comentando la presentación del excelso libro de nuestro compañero Jesús Cotta Digno del barro (Renacimiento), que tuvo lugar escasamente un par de horas antes. Tal conversación derivó en un improvisado concurso de las dedicatorias que Jesús les había dirigido a los presentes, excepto a un servidor, que desgraciadamente no pudo asistir al acto. Así, todos esgrimían sus ejemplares de la obra cottense (¿o es cottiana?) con la intención de dirimir quién la tenía más larga. Finalmente se llegó a la conclusión de que la longitud, si bien es determinante en otros aspectos de la vida, no lo era en este caso, de manera que Ramón se autoadjudicó la victoria por ostentar la dedicatoria más honda y personal (siempre a su juicio, claro).

Acabada esa lid, que tuvo lugar en exterior del local mientras tomábamos los primeros refrigerios, penetramos en el interior de la Gorda, donde suponíamos se encontraban sus prometidas delicias. Y así fue, al menos a juzgar por el semblante jubiloso que mostramos al salir. De entre lo acaecido durante la cena habría que destacar la facilidad de rima espontánea que, como buen poeta, mostró en todo momento Ramón, sobre todo utilizando como punto de partida las expresiones de Carlos. Nuestro estado de gozo ante el reencuentro era tal que nos vimos obligados a buscar un contrapunto que equilibrara la balanza. Para ello José Manuel se centró en la vida y obra de Stephan Zweig y los conceptos del sufrimiento como estado y el pesimismo como característica inmanente. Al hilo de ello, Carlos nos habló de creaciones musicales no conocidas precisamente por mostrar un carácter festivo. Asimismo nos aclaró, a pregunta de un servidor, que Mozart, en su conocido Réquiem solo pudo completar tres de los siete bloques que lo componen actualmente gracias a la mano de su alumno Franz Süssmayr. A partir de ese momento, la profusión de temas, ideas, autores, obras y cervezas trasegados me impiden confeccionar un relato coherente. En cualquier caso, procedo a nombrar sucintamente algunos de ellos:

-Eduardo Pino y su Maps 2.0.

-Ciertos autores no son capaces de ofrecer creaciones similares a su obra cumbre (Ramón). Carlos señala que esto se relaciona con la proporción áurea y el sr. Mantenedor nos habla de 1917, producción de Netflix.

-Otras dos obras cinematográficas son aconsejadas seguidamente: las orientales Bajo el espino blanco (Carlos) y Minari (José Manuel).

No querría acabar la crónica sin informar de que nos atendió la simpar Fátima, por encima de cuya mascarilla destacaban dos ojos oscuros propios de las mujeres que han portado ese nombre a lo largo de los tiempos.

Siendo ya el jueves 11, los tertulianos abandonamos a la Gorda y tras una breve, aunque intensa,
peregrinación a la Santa Iglesia Catedral (véase la foto de cabecera), nos dirigimos a casa henchidos del júbilo y los conocimientos adquiridos esa noche.

En Sevilla, a doce de noviembre de dos mil veintiuno, firmo la presente con el Vo Bo del señor Mantenedor, D. José Manuel Gómez Fernández.

Fernando Moral

jueves, 17 de enero de 2013

Acta de la tertulia del 15 de noviembre de 2012


Sobre las 20:30 horas del 15 de noviembre de 2012, seis de los efebos mercuriales, José Manuel Gómez, Jesús Cotta, Alonso Coca, Jaime Galbarro, Ramón Simón y Fernando Moral, se dieron cita entrada la noche a la puerta del templo de costumbre, El Fogón de Leña. Ya en el mismo pórtico, y antes de entrar a la cella, sobrevino la acostumbrada pre-tertulia, que en este caso se extendió algo más que de costumbre dada la bonanza del clima y la intensidad de los temas tratados, entre los que destacó una vuelta al tema principal de la reunión anterior...

El siempre alegre reencuentro a las puertas del Fogón


Una vez establecidos en el interior del templo, los temas de conversación abandonaron el terreno rijoso de forma abrupta como si la solemnidad del lugar hubiese contagiado las lenguas y las mentes. Así, se abordaron, de manera a veces superpuesta como intento plasmar seguidamente, asuntos más serios: las exquisitas berenjenas con miel de caña, la historia del género novelístico en Europa, iniciado por los españoles ya en el siglo XIII (Ramón Llull) y vuelto a importar posteriormente al gusto bárbaro (Alonso: Es que somos gilipollas), la siempre jugosa presa ibérica, una evocación unánime del mercurial ausente Enrique Barrero con el inevitable -por merecidísimo- ensalzamiento de sus dotes y capacidades literarias, la pluma ibérica, tanto en su versión comestible como en la intelectual (de la otra versión no se habló dado el carácter indudable del mercurial), la repetición de temas y argumentos en las obras escritas y sus efectos, sobre lo que el Ilmo.Sr. Mantenedor opinó acertada y graciosamente: La literatura en el fondo es forma, el atávico comer del costillar, ibérico también por supuesto, la presencia del tabaco en la literatura y otros muchos asuntos de enjundia que este pobre secretario sustituto no atinó a anotar dado el trabajo hercúleo que le suponía la ingestión del desmesurado costillar antes citado.

Panorámica mercurial


Si unánime fue el reconocimiento del buen hacer de nuestro Enrique, no lo fueron menos las loas al Ilmo. Sr. Mantenedor por la rebaja económica conseguida, no en la prima de riesgo, sino en algo más cercano como es el precio del ágape mercurial. Otros tiempos, otras costumbres.

Alonso Coca pensando en 2013


Ramón Simón también nos ofreció una rebaja, terminológica esta vez, aunque no semántica: su arquetípico vocablo de todas las tertulias quedó esta vez en prostíbulo. Nos vamos refinando.

Ramón Simón versión Valle-Inclaniana


Ya a punto de extinguirse los platos antes referidos, comprobamos que no deberíamos estar aún saciados ya que comenzó a tratarse el papel recurrente de la comida en la obra escrita. Así, se hizo referencia, como no, al comienzo de la obra magna de Cervantes y a otras como Guzmán de Alfarache.

Pasando de la literatura a la lingüística, se discutió sobre la extensión actual de la expresión “lo que es” en un uso incorrecto por cuanto carente de significado. Así el que suscribe aportó una frase de un diálogo entre carniceros de un supermercado: No hay que reponer lo que es las bandejas de pechuga. Todavía quedan. Ciertamente una perla en la que ni siquiera se respeta el número. Jesús aportó un uso no solo correcto de la expresión sino a su vez de rancia procedencia: Lo que es, es (Parménides).

Lo que es Jesús Cotta


Fueron tratadas las peculiaridades de la relación padres-hijos, sobre todo cuando estos se encuentran abducidos por la adolescencia. Sobre este particular, Ramón aportó una sentencia llena de sensatez que precisamente había recibido de su padre: “Lo que tú hayas vivido, por dos se te multiplica en los hijos”.

Seguidamente alguien planteó su duda, luego compartida por todos, sobre el origen de la denominación Beefeater. Por cierto, debo añadir qué desconozco en qué punto de la velada nos encontrábamos y qué estábamos consumiendo...

Llegados a ese momento ignoto de la noche, se abrió el turno de noticias editoriales y lectura de textos propios y ajenos. Comenzó Jaime Galbarro anunciando que ya se estaba ultimando el libro de actas mercuriales Palabras en la Piedra, cuyas fotos ilustrativas nos mostró seguidamente. Asimismo se estuvieron comentando los pormenores del libro Reyes y Caramelos, idea de Ramón Simón con textos de los mercuriales.

Todos pendientes del temperamental portátil de Jaime Galbarro

Nuestro Toi en píxeles y alma


En el turno de lecturas tomó la palabra el nunca bien ponderado Sr. Mantenedor, que leyó un poema de Carlos Edmundo de Ory, a la sazón escritor propuesto como eje vertebral de la reunión. Lo propio hizo Alonso con otro poema del mismo autor.

El Sr. Mantenedor, ahora orador de Ory


Ramón inauguró el turno de textos propios deleitándonos con poemas de su libro en preparación sobre Tanzania. Y Jesús dio colofón al turno mediante la lectura de un fragmento del libro Videojuegos de la Vida de su hermano Daniel Cotta.



Ya en el día siguiente, extinguida casi la palabra, agotado en su totalidad el ágape y, como siempre, plenos los corazones y las mentes, no hubo más remedio que abandonar el templo hacia la noche que, de su mano oscura, nos condujo a salvo a nuestras casas.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Acta de la tertulia del 26 de septiembre de 2012


   Por fin en la última tertulia apareció una becaria (al fin sirvió el anuncio en el periódico). La exuberante Vanessa Desirée, que en principio anduvo un poco retraída, nos sorprendió en la ronda de textos con un ejemplo de una de sus múltiples destrezas orales: leyó un soneto anónimo, aunque  hay quien lo atribuye a Augusto Bembibre. Se trata de una composición posiblemente alegórica relacionada con el tema central del día: La huella de Onán en la literatura universal. Ni que decir tiene que nos dejó sin aliento a los demás asistentes (Fernando Moral, José Miguel Ridao, Ramón Simón, Jesús Cotta y quien suscribe, autor del acta en sustitución del Secretario, quien excusó debidamente su inasistencia). El soneto (editado por Ediciones Caterva en Antología de poesía errática, al cuidado de Fernando Moral) es el siguiente:


HORROR VACUI

Entre sueños pretéritos, mi pluma
yace mohína, débil y apocada
por falta de victorias y de nada
que llevarse a la punta. ¡Ay, se abruma!

Pero una vez asida aquella espuma
inconsistente muda en recia espada,
firme, fuerte, nervuda y renovada:
ese miedo a lo virgen ya se esfuma.

Mi tesón sube y baja por su cara
más intensa y se acerca, ya lo noto:
La ilusión de la meta no es remota.

Ya viene la creación, esa preclara
sensación de lo súbito. Se ha roto
el frasco de la esencia. Por fin brota.

    
   Por lo demás, se habló de lo divino y lo humano, y acabada la reunión fuímonos y no hubo nada. ¡Qué bella forma de arreglar el mundo!

   Y así concluye esta acta, de lo que doy fe como sustituto del Secretario de la tertulia, y la firmo y rubrico y hago constar que a los efectos oportunos sepan cuantos esta vieren que... (ya me he liado). FIN.

El Sr. Mantenedor perplejo ante la lectura de Vanessa

Jesús no pestañea

Fernando parece imaginar algo.

José Miguel toma aire.

Ramón complacido.

Foto de grupo tomada por Vanessa.

sábado, 10 de marzo de 2012

Acta de la tertulia del 16 de febrero de 2012

Convocados por el dios Mercurio, el 16 de febrero de 2012 se reúnen Aurora Pimentel, Jesús Cotta, Julio Ariza, Alejandro Muñoz, Enrique Barrero y el que suscribe, Juan Antonio González, con la compañía del invitado Gonzalo Gragera, que se convierte en el más joven de los asistentes, hasta la fecha, a una velada mercurial.
Gonzalo Gragera
Tras los saludos de rigor y mientras nos acomodábamos en el salón de fastos, hace su aparición el novelista Félix G. Modroño para compartir unos instantes de la noche con nosotros. Nos informa de que está en proceso de corrección de pruebas de su nueva novela, La ciudad de los ojos grises, que se publicará en Algaida y cuya presentación está prevista para el 9 de abril en la Fundación Cruzcampo. Se anota la cita porque tanto el presentado, como la obra presentada, como el lugar y sus líquidos correspondientes, merecen mucho la pena.
Omar, garzón de Ida, atiende a Enrique Barrero
 Tras comentar durante unos momentos el libro de nuestro mercurial ausente Toi del Junco, Otra forma de mirar la catedral de Sevilla, diversas obras fotográficas salen a colación en un clima de charla a media voz que hizo a Aurora afirmar que "Se nota que no está Ramón". Al hilo, Jesús Cotta recuerda que tenemos pendiente la tarea de componer un epitalamio para la boda de nuestro amigo. Alejandro propone que el poema rime en "-ón", moción que se debate por unos instantes y se desecha, en principio, por fácil.
La conversación sigue comentando bodas, bautizos, comuniones y confirmaciones "por lo civil". Aurora aprovecha para comentar que a su boda solo acudieron dieciocho invitados y vuelve a insistitirnos para que conozcamos Urueña el próximo verano. Nos glosa las maravillas de sus atardeceres y nos explica cómo es el jardín de Amancio Prada: un campo de trigo vallado.
Jesús, Aurora
 A raíz de la afirmación de Cotta de que, durante la Guerra Civil, en Valladolid no quemaron retablos y por eso quedan iglesias preciosas, se inició una nueva línea de conversación. Enrique Barrero comentó la belleza de las iglesias de Fontiveros y cada cual mostró sus preferencias entre el barroco y el románico; ante la disparidad, fue el rpopio Enrique quien concluyó el debate afirmando que cada uno añora lo que no tiene. El secretario, por su parte, comentó la curiosidad de que la presunta tumba de Dante en la Iglesia de la Santa Croce de Florencia no contiene los restos del poeta. Dante se marchó exiliado de Florencia y no fue hasta el siglo XIX cuando perdonó a su más insigne hijo. Entonces le construyó la tumba y reclamó sus restos mortales a Rávena, que los negó. Por supuesto, nadie en Florencia cuenta este detalle. Cotta comentó que Dante fue acusado de impío por romper una pila bautismal al percatarse de que un niño se estaba ahogando al ser bautizado por inmersión.
Nulla acta sine calva
 Tras una serie de comentarios diversos (como el de Alejandro, que se preguntó quién inventó el baño de los niños) se comenzó a hablar del cine histórico y de las series de televisión ambientadas en epocas anteriores. Diversos anacronismos de series como Toledo o Águila Roja  fueron comentados. La escasa calidad del cine histórico español fue analizada a continuación: siempre se centra en lo feo, fue la opinión expresada por Jesús Cotta y compartida por los presentes. La película Lope se citó y se destacó que el dramataurgo merecía ser objeto de una excelente serie de televisión, al estilo de las de la BBC. Se salvaron de la quema algunas películas como El perro del hortelano.  Los motivos de la escasa calidad de este cine fue también objeto de debate: que si la falta de dinero (Félix Modroño), de imaginación (Enrique Barrero) o incluso los prejuicios ideológicos (Jesús Cotta).
Enrique Barrero
 Una vez más surgió el tema de los libros electrónicos. En opinión de Enrique, estos artefactos son válidos, como los ordenadores, para la lectura de textos profesionales, pero no le gustan para la lectura personal.Gonzalo Gragera apuntó que un libro electrónico no te lo pueden dedicar. Se apuntó que la aparición de este nuevo formato ha llevado a muchas editoriales a esmerarse más en la edición de sus libros en papel. Enrique Barrero destacó el esmero editorial de Siltolá. Por su parte, Aurora destacó que también hay cuidadas ediciones digitales.. Acerca de las ediciones, Félix G. Modroño señaló que la primera letra de uno de sus libros era una errata. Poco después, el propio Félix nos abandonó por tener que atender obligaciones personales, entre otras, la corrección -precisamente- de las pruebas de su próxima novela.
Jesús Cotta comentó el lenguaje a vecez anacrónico de las noveklas históricas, como esa expresión de Alatriste, "en plan duelo". Sobre expresiones inquietantes apuntó Julio Ariza alguna de las que él y yo analizamos durante el proceso de elaboración del Libro de estilo de la Cámara de Cuentas de Andalucía: Así, perlas como aquella del "importe de la semaforización". Alguien (que no constará en acta) señaló que en un atestado policial aparecía la expresión "mi compañero de la sección canina" para referirse al perro acompañante del policía firmante. Julio Ariza señaló también algunas perlas similares del libro Juzgado de guardia del periodista Javier Ronda.
Julio Ariza

Los malentendidos lingüísticos fueron objeto de los minutos siguientes, cuando Jesús comentó una anécdota médica vivida por un conocido: la médico le ordenó a un paciente aquello de "sáquese la barbilla y la apoya" y ya podemos imaginarnos qué dos cosas sacó el paciente.De ahí pasamos a los disparates que a veces corregimos en los exámenes. Alejandro Muñoz comentó que un alumno le descibió una vez la Alhambra como la residencia de la ONCE (en efecto, en su libro de texto se afirmaba que -adviértase el calambur- era una "residencia palaciega") u otra que referí yo al comentar que un alumno había afirmado que Lutero fue excomulgado porque se negó a hacerse una foto con el papa (en su libro lo leyó: se negó a retractarse ante el papa).
Cotta refirió la respuesta de un alumno en un examen cuando le preguntó la definición de ser humano: "animal invertebrado", fue la respuesta. Alejandro puso la guinda: "eso es una muñeca hinchable". Y otra más: cuando a un alumno le pidió que le dijese las últimas palabras de César antes de morir, este contestó: "Aggggg".
Tierna fue la forma de rezar el Padrenuestro de un alumno en la posguerra española, según comenté: "El pan nuestro de cada día, dánoslo de hoy".
Enrique Barrero y Juan Antonio González
Tras otros temas menores (como una conversación ajedrecística entre Enrique y Gonzalo), se comenzó, a la acostumbrada hora de las infusiones, el turno de lecturas. En primer lugar, Jesús Cotta nos leyó el prólogo a Palabras a la piedra, libro de actas de la tertulia que se halla en proceso de edición.

Tras la celebrada lectura Gonzalo comentó el parecido de Jesús con el capitán del Mirandés para, a continuación, expresar que él se sentía como el Mirandés entre tanto primera división.
Gonzalo Gragera
Siguió el propio Jesús leyendo un poema de amor en la intimidad.
 Julio Ariza dio cuenta de un antipoema marca de la casa, "Amor en tres tiempos", compuesto por tres haikus.
 Enrique Barrero nos desveló un soneto, "Desiderata para una vida simple"
 Por mi parte, leí (en el móvil, ya que se me olvidaron los papeles correspondientes) un "diurno" y un poema metafórico-existencial de imágenes futbolísticas. O algo así.

Gonzalo Gragera, además de una soleá, leyo un interesante poema titulado "Torso de Diana", muy bien acogido por los presentes.
 Y así, entre nuevas charlas a media voz, saludos y sonrisas satisfechas, fue concluyendo la noche. A los cuarenta y cinco minutos de vida del viernes, fuimos abandonando lentamente el fogón, abrigados por la cálida persistencia de las palabras compartidas.

Autor de las imágenes, Alejandro Muñoz (con su aparato, claro)