lunes, 26 de diciembre de 2011

Acta de la tertulia del 15 de diciembre de 2011


El 15 de diciembre de 2011, a partir de las 20:30 horas, comienzan a aparecer a las puertas del Fogón de leña, los señores mercuriales Toi del Junco, Julio Ariza, Jesús Cotta, José Miguel Ridao, Ramón Simón y Juan Antonio González Romano, a los que se les suma más tarde Fernando Moral, tras llegar raudo y veloz del trabajo. Nos acompañan, como invitados de lujo, Antonio Rivero Taravillo, Antonio Serrano Cueto y, nuevo en esta plaza, Juan Lamillar. 
Juan Lamillar, invitado de lujo
 Tras las habituales copas de bienvenida mientras esperamos a que se alcance el quórum previsto, pasamos a las 21:10 al salón de actas. Las primeras conversaciones giran en torno a la presentación del libro de Toi del Junco Otra forma de mirar la catedral de Sevilla, que ya quedó glosada aquí. A este respecto, el autor comenta su orgullo al ser este el primer libro de fotografías editado por el cabildo catedralicio en sus seiscientos años de historia. 
Toi del Junco, grande no solo en el talle
 Toi y el inefable Ramón Simón se enfrascan en una conversación en la que, aparte de referir la supuesta homosexualidad del primero -de la que alardeó sin que ninguno de los contertulios le diese el más mínimo crédito-, se comentaron los límites de la composición fotográfica y los retoques que son admisibles. Al hilo de esta charla, surgen perlas como la de Fernando Moral, que define las setas de la Encarnación como la gofre house o las de Antonio Rivero, que afirma que, en el época victoriana, "las fotos de las hadas no se retocaban". El mismo Antonio comenta que el libro de Eva Díez, Sevilla, un retrato literario, se parece a una fotografía por infrarrojos, ya que, en su recorrido por calles y lugares de la capital, aparecen todos los que han pasado por allí a lo largo de la historia.
Antonio Rivero Taravillo, entre varias "aguas"
 La conversación pasa a tratar de otros asuntos sevillanos; el propio Toi afirma que en Sevilla aún estamos en el barroco, lo que se ratifica entre todos al comentar los pregones de Semana Santa de nuestra ciudad. Retomada la conversación acerca del libro de Toi, este señala que el Sr. Arzobispo se ha ofrecido para redactar el prólogo de la segunda edición, si la hubiere, cosa de la que ninguno de los tertulianos duda. También comenta Toi la asistencia a su presentación del alcalde, Juan Ignacio Zoido, Guainasio para los que lo conocían de chiquitito, aunque habitualmente lo llamaban el negro en sus tiempos escolares.
Toi, el de la barba florida
Caprichos de la noche vuelven a sacar el tema de que el impar Ramón Simón es el primer divorciado que ha publicado un libro de poesías con la editorial Númenor. 
El asunto deriva a continuación hacia las biografías  de presuntos famosos, o de gentes que desean escribir sus biografías. A este respecto, Antonio Serrano comenta que un familiar suyo, campeón español de motonáutica, quería escribir su propia biografía. La pregunta es a quién podría interesarle dicho libro. Toi apunta que a veces los libros o los discos se venden exclusivamente por la cubierta.
 Los Antonios, Rivero y Serrano, refieren tras esto diversas anécdotas de la última tertulia mercurial en la que coincidieron, que acabó en la taberna irlandesa Flaherty, recientemente carrada (y cuyo planto cantó el propio Taravillo en su blog). Toi del Junco reflexiona acerca del cierre de este local, por el que su inquilino pagaba una renta que ascendía a veinticuatromil euros mensuales (algo menos, sin el iva, según corroboró el siempre bien informado en lo que a asuntos irlandeses se refiere Antonio Rivero), a pesar de lo cual el dueño del local decidió no prorrogar el contrato de alquiler, al parecer pretextando los ruidos colaterales (cosa extraña, ya que todo el edificio es de su propiedad). 
Los Antonios
 Sin saberse muy bien por qué, José Miguel Ridao refiere a continuación al perfume que ha sacado al mercado Nacho Vidal, con el sugerente nombre de Eau 25, (pronúnciese en correcto francés, tal y como lo hizo monsieur Ridao), en un frasco que es reproducción fiel de los veinticinco centímetros del afamado actor porno. Jesús Cotta pregunta por los efectos de dicho perfume.
Cotta, pensando en los efectos del 25
 Se procede entonces -adviértase el continuo devenir de las conversaciones hacia los más variopintos y alejados extremos- a un brindis conjunto por los allí presentes, que el ínclito Ramón Simón apostilla con su petición: "Creed más en Dios, cojones". Tras el brindis, el hiperactivo Ramón marcha al servicio, no sin antes ser prevenido por Toi: "Como tardes mucho, te quedas sin almejas" (los malpensados creyeron que lo decía por los suculentos platos de bivalvos que poblaban, junto a los indispensables ibéricos y a carpaccios de foie de oca, indescriptibles, la mesa de la cena), a lo que Ramón (quién si non) replicó: "Si no quedan almejas, quedarán almejillas". 
Entre trianeros continúa la charla, ya que el gaditano Antonio Serrano (que en Triana tiene su segunda vivienda), al hilo de los cambios políticos recientes, comenta los defectos y virtudes de la alcaldesa de Cádiz, Teófila, su conocimiento de los barrios o el soterramiento de la vía del tren. Se analizan por entonces algunos de los posibles ministros y se centra la conversación en torno a la política cultural, a la que, según opinión de Antonio Rivero compartida por todos, le vendría muy bien una gestión central, ante el tremendo desequilibrio entre regiones. Diversos nombres y análisis van surgiendo al hilo de este tema cuando comienzan a llegar los platos principales. Al recibir Antonio Rivero su pierna de cordero, Toi le pregunta si no le da sentimiento. "Sí, pero me sobrepongo", fue su celebrada respuesta.
Antonio Rivero, Juan Lamillar, Julio Ariza
 Obama, Evo Morales, Tomás Segovia y sus sonetos, Iñaki Urdangarín (cómo no), el coste de la monarquía (diecinueve céntimos por español al año, según apostilla Jesús Cotta; Antonio Serrano añadió que ese dato lo debía haber sabido Lola Flores cuando pidió una peseta por español para saldar sus cuentas con Hacienda), el debate entre esta y la república, la obra de Juan Sierra o la presunta homosexualidad de Miguel Ángel, a tenor de los biceps que pintaba a las señoritas que retrataba, fueron otros asuntos que circularon por la tertulia y de los que dejo constancia aquí, a pesar de que Antonio Serrano apuntaba en aquellos momentos que el secretario tomaba poca nota de lo dicho.
Afortunadamente, Ramón Simón (quién si non) inmortalizó al Secretario tomando notas, rodeado de copas de infusiones...
 El recurrente tema del título del libro de actas de la tertulia mercurial volvió a salir a continuación, pero no pareció tener mucho éxito, ya que al instante Fernando Moral comentó cómo una noche de borrachera acabó montado en el indio de la avenida de Kansas City; de ahí se pasó a glosar anécdotas divesas relacionadas con el mundo de los blogs y sus asiduos, o con las entradas de la wikipedia (Toi) o de los problemas derivados de la anonimia en internet (Antonio Serrano). Con todo, entre divagaciones y recuerdos varios, surgieron algunos posibles títulos, como Versos a la piedra (recordemos que el título no hace referencia -o no solo- a la nunca bien ponderada actriz Lucía Lapiedra, sino a las inefables carnes a la piedra que se pueden degustar en el Fogón de Leña), Versos de humo, Letras de humo o Leña al mono. Por motivos evidentes, se postpuso -una vez más- la decisión final en torno a este asunto.
Fermando Moral (mono de humo), comiendo chicle (foto de archivo)
Los problemas relacionados con la traducción de textos centraron los siguientes minutos, a raíz de la original traducción que José Miguel Ridao había perpretado para el famoso monólogo de Hamlet (y que se puede leer aquí). Antonio Rivero apuntó que el traductor de poesía profundiza más en el texto que un lector nativo. Se comentaron las traducciones de Esteban Torre de los sonetos ingleses de Pessoa y de ahí se pasó a hablar de sus heterónimos.  
José Miguel Ridao, en actitud pessoiana
 Ramón Simón, el locuaz, definió seguidamente al poeta como arquitecto de palabras o pintor de imágenes; en su opinión, la poesía recoge todas las artes. Antonio Rivero definió la poesía como la más menesterosa de las artes, ya que solo trabaja con palabras. Nuevos vericuetos de la charla llevaron a Antonio Serrano a reflexionar, con Horacio, sobre la relación de la imagen con la poesía, para concluir que la poesía -sublimada por los poetas- no es más -ni menos- que la "transmisión de una emoción". Taravillo añadió que la poesía también debe ser "generadora de otra emoción". Al hilo, el secretario comentó la diferencia que José Julio Cabanillas establece entre "sentimiento" y "emoción", distinción nada baladí a este respecto.
En este punto, comenzaron a llegar  las infusiones on the rocks a la mesa y, por lo tanto, era hora de comenzar el turno de lecturas, que en esta ocasión abrió Julio Ariza leyendo uno de sus antipoemas, una recreación de Cernuda, escrito en el marco de un intercambio con una norteamericana ("no un intercambio de fluidos", matizó). 
Julio Nicanor Ariza, el que en buena hora nasçió
  Tras este "Homenaje antipoético a Cernuda", Antonio Rivero Taravillo leyó su poema "Fábula de fuentes", motivado por unas labores de bricolaje en casa (un modesto atasco de un lavabo puede dar pie a poemas como el de Antonio).
Antonio Rivero, melillense de pro
 José Miguel Ridao, tras una traducción de un poema de Owen, pasó a "deleitarnos" con un texto propio, titulado "De meteorismos", que él mismo aclaró versaba sobre los pedos, es decir, la "cotidianeidad cuesquera".
José Miguel Ridao, leña meteórica, el que en buen hora jiñó espada
 Un nuevo radical cambio de registro se produjo cuando nuestro invitado Juan Lamillar pasó a leer su poema inédito "La nieve roja", impresionante homenaje a Góngora y, a continuación, a leer un soneto erótico de 2008, inspirado en unas palabras de Octavio Paz.

El soneto
El poeta: Juan Lamillar
 Tras el silencio posterior a la lectura de estos poemas (roto por un nuevo aforismo, "cada silencio tiene su matiz"), Fernando Moral leyó un relato dedicado a José Miguel Ridao, cuyo contenido versaba sobre la pose de los poetas, y en cuya lectura hizo intervenir al propio Ridao. El texto hizo que se comenzase una conversación acerca de los libros electrónicos y las librerías de librero, frente a las de los centros comerciales. Fue Antonio Serrano Cueto el que, mientras hablaba de estos asuntos, fue inspirado por las musas para proponer un nuevo título para el libro de actas, El fogón de las letras. Retomada la conversación previa, el mismo Antonio Serrano comenta que, para nosotros, el libro es algo más, un algo que se pierde con el libro electrónico.
Me tocó el turno de lecturas, en el cual señalé que apenas una hora antes -en el paso de la medianoche-. había comenzado mi cumpleaños y, tras recibir las convenientes felicitaciones por sobrevivir un año más, leí una soleá y, a continuación, el soneto que había compuesto para felicitar las navidades. Abusando de la generosidad de los presentes, leí  por último un par de diurnos de mi próximo libro.
El Secretario, el que en buena hora tomó nota
 Antonio Serrano Cueto puso fin al turno de lecturas de la velada anunciándonos que tiene un nuevo poemario ya muy avanzado, del que leyó dos poemas, "uno más triste, otro más luminoso", según sus propias palabras.
Antonio Serrano, fecundo en ardides
Intercambios de libros, saludos, abrazos y palabras últimas fueron dando fin a la noche, cuando ya nos acercábamos peligrosamente a las dos de la madrugada. La satisfacción general se advertía en los rostros de los amigos tras la intensa noche vivida. 
El invierno inminente no pudo con nosotros: el calor de la poesía y la amistad nos acompañaba de regreso a casa. 

Nota Pene: Las fotografías que acompañan esta entrada han sido tomadas por el nunca bien ponderado Ramón Simón
.

martes, 29 de noviembre de 2011

Crónica de la gala de entrega del premio "Mercurial de plata 2011"

Rafael de Cózar, Fito, Mercurial de plata 2011
El sábado 26 de noviembre tuvo lugar la gala de entrega del premio "Mercurial de plata 2011" a Rafael de Cózar, alias Fito, poeta, pintor y catedrático de Literatura española de la Universidad de Sevilla. La gala se celebró en el restaurante Fogón de Leña, que nos agasajó tan bien como de costumbre.
Además de los miembros (con perdón) permanentes de la tertulia (con la excepción de Julio Ariza, que no pudo acudir por causa justificada, y con la pena de que Toi del Junco tuvo que marcharse muy pronto), asistieron en esta ocasión muchas de las parejas de los habituales, además de algunos invitados y, por supuesto, del galardonado y su señora, Natalia.
 Tras una amplia ronda de recibimiento a las puertas del Fogón, pasamos al salón reservado para la ocasión y nos hicimos una foto de grupo para el Diario de Sevilla, que salió publicada el lunes siguiente. Diversos grupos charalaban amistosamente mientras todos nos íbamos ubicando. Rafael de Cózar nos hizo entrega de un conjunto de sus publicaciones para el fondo de la biblioteca Mercurial, recién creada.
José María Jurado, José Manuel Gómez y Rogelio Reyes
Mercurialas de lujo: Lola (mujer de José Miguel), Raquel (mujer de Jesús, de espaldas) e Inmaculada (mujer de Fernando)
Auror Pimentel y su Gonzalo
Pablo Pámpano y Alejandro Muñoz
Toi del Junco y José María, junto a Fito y Natalia.
Juan Antonio, José Manuel, Alonso, Fernando, José Miguel, tomando refrescos
Esther (mujer de Alonso) y la cabellera de  Elena (mujer de Juan Antonio)
Raquel, Esther y Eva, mujer de José Manuel
 En el salón, una pantalla parece ser que iba proyectando imágenes de archivo de nuestras históricas tertulias, aunque la mayoría de los asistentes miraba más los platos de jamón, caña de lomo y otras chacinas volátiles -por lo poco que duraron, claro está-, las taleguillas (las comestibles; quiero decir, las de queso y gambas que nos sirvieron como entremés), los solomillos de ternera o los turbantes de rosada, además de las convenientes botellas de vino (el homenaje a Baco en tales circunstancias es obligado, y no tuvimos más remedio que cumplir con la tradición dionisíaca).
Escuchando al homenajedo
Pablo Pámpano, nuestro amigo ilustrador: tan gran artista como persona.
Un momento de la cena. Obsérvese lo bien que se situó José Miguel, excelentemente rodeado
Elena, mujer de Juan Antonio,  y Jesús Cotta
Rogelio y Fito
Carmela, mujer de Ramón Simón, y el editor Jaime Galbarro
Alejandro y el brazo de José Manuel, en busca de chopped
 La cena transcurrió en un ambiente afable, como de costumbre, para admiración y gozo de los invitados, entre los que causó extrañeza que un grupo de escritores lo sea también de amigos. Y las fotos, al parecer, seguían pasando.
Con la llegada de los postres (beicon of the sky, como rezaba -literalmente- una curiosa traducción de un bar trianero que una vez tuve la ocasión de leer; es decir, tocino de cielo) y las infusiones obligadas, tomó la palabra nuestro mantenedor vitalicio, José Manuel Gómez Fernández que, con su ancestral humor, se presentó a sí mismo como "exmantenedor", broma que provocó las lógicas sonrisas.
El exmantenedor vitalicio dirigiéndose a la concurrencia
Procedió a continuación al brindis en honor del homenajeado
 Tras la presentación del acto (con perdón) y el brindis, cedió la palabra -sin previo aviso- a don Rogelio Reyes Cano, catedrático emérito de la hispalense, que glosó con unas emocionadas palabras la figura de Rafael de Cózar, durante muchos años su compañero de despacho en la Universidad.
Don Rogelio Reyes, en un momento de su intervención. Obsérvese el gesto de Fito, mientras come chicle
Don Rogelio, en pleno vuelo lírico
El abrazo de los amigos
A continuación, el mercurial Fernando Moral fue el encargado de hacer la presentación oficial del galardonado, con un discurso a la altura de las circunstancias, que se puede leer a continuación. Sus palabras fueron acompañadas por la proyección de algunos de los poemas visuales del premiado.
Fernando Moral, de frente y por derecho
 El turno de discurso finalizó con la intervención del galardonado, Rafael de Cózar, que agradeció la distinción y nos regaló unos versos compuestos para la ocasión. Estos quedan reproducidos a continuación del discurso de presentación para deleite general.
 Tras los discursos oficiales, el premiado continuó contando chistes varios, hasta que -dado el tono creciente de las facecias erótico-festivas-  su mujer dio, elegantemente, por terminadas la palabras del nuevo Mercurial de Plata.
Natalia, Mercuriala argéntea consorte.
A continuación, se hizo entrega de la estatuilla del Mercurial de Plata y nuestro amigo Pablo Pámpano obsequió con una grabado a Rafael.
El exmantendor vitalicio, durante la entrega del Mercurial a Fito
Pablo Pámano muestra el grabado al homenajeado, en presencia del exmantenedor vitalicio
Los mismos, y Rogelio, admirando el soberbio grabado de Pablo
Tras la parte ofcial del acto, se formaron diversos corrillos, cada cual más interesante, comentando las vicisitudes de la gala; el buen ambiente continuó, como no podía ser de otra manera
Y llegó el turno de despedida. Algunos se marcharon inmediatamente, otros continuaron en un local cercano tomando nuevas infusiones y -hasta donde el secretario puede levantar acta, con perdón- pasadas ampliamente las tres de la madrugada, aún había mercuriales y acompañantes noctambulando por la ciudad.

Fotografías de Ramón Simón

Presentación de Rafael de Cózar, por Fernando Moral

Buenas noches queridos hermanos en la fe de Mercurio. Buenas noches Srs. Invitados. Buenas noches Sr. Mercurial de Plata.
En cuanto a la longitud de esta presentación, no voy a mentiros como se suele hacer. Yo habría querido ser breve. En serio, habría querido ser breve, de hecho quería haber sintetizado todas las bondades de nuestro Mercurial de Plata en un solo soneto. Y casi lo había conseguido cuando me topé con un obstáculo insalvable: ¿Con qué coño rima Cózar?... Y Sievert no digamos... Eso sí, encontré rima para Fito, pero no me pareció adecuada dada la solemnidad del acto.
Con vuestro permiso voy a poner título a esta presentación. Y lo hago porque las presentaciones constituyen -según el caso, claro- un género más, aunque algunos no opinen de esta manera. Existe a veces tal derroche de calidad en ellas que la posterior intervención del protagonista queda empequeñecida. Me temo que no va a ser el caso hoy.
Y bien, la he titulado Sinécdoque de Cózar. Este título se explica porque al fin y al cabo, en el escaso tiempo de una presentación, solo puedo ofrecer una parte o partes de este todo. Creo que es un problema endémico, y quizás un reto, que ofrece este tipo de intervenciones. La cuestión es si conseguiré que esa parte o partes logren reflejarlo. Sin más dilación, intentemos pues acometer el desafío metonímico.

Primera parte: su biografía o el motor de la literatura

¿Por qué solo el motor? El mismo Cózar nos lo explica. Cito:
La realidad, la experiencia vital concreta, aunque efectivamente pueda tener un papel como motor antes que nada de la vida, y luego de la literatura, queda sin embargo fuera de estos límites una vez convertida en obra, y ya no es patrimonio del análisis literario, sino, en todo caso de la biografía.
Bueno, pues ese motor -importante, pero no crucial, como él mismo indica- de la obra cozariana arranca y echa a andar en Tetuán (provincia de Marruecos) en 1951. Rafael reside allí hasta los once años, momento en el cual se traslada a Cádiz. El joven Cózar empieza a mostrar, como dicen los cursis, sus inquietudes artísticas en la ciudad más antigua del mundo occidental. Buenas raíces e inmejorable bagaje para viajar justo al extremo opuesto, la innovación, la modernidad, que es para un servidor el marchamo de nuestro homenajeado. Pero esa es otra parte de la que hablaremos más tarde. Como decía, allí en Cádiz empieza destacando como pintor. Lleva a cabo diversas exposiciones y obtiene varios premios a su vez. Posteriormente entra ya en el mundo literario como miembro fundador del grupo literario “Marejada”. A partir de 1972 fija su residencia en Sevilla, en cuya universidad imparte clases como doctor en Filología Hispánica. Adquirió la Cátedra de Literatura Española en 2008, conseguido lo cual, disimuló unos años antes de lanzarse de cabeza hacia la liberación jubilar. Pero ello no quiere decir que el motor cozariano haya quedado al ralentí, más bien al contrario, ya que ahora dispone de tiempo sobrado para la creación. Este mismo miércoles pasado, Pérez Reverte destacaba en público -no sin cierta envidia- la habilidad que Rafael ha demostrado en ese caso concreto.

Segunda parte: su obra o la vanguardia perpetua

Cózar se declara aficionado a las publicaciones efímeras, pero bueno, Rafael, la vida es así de puñetera y como al resto de los mortales nos apetece dar carácter inmanente a la belleza, el resultado final ha sido que gozamos de una ingente cantidad de publicaciones tuyas. Estas quedan claramente divididas, o no -ya veremos-, en dos grupos.
Veamos, por una parte encontramos su obra de creación, en la que destacan la narrativa y la poesía. A la primera pertenecen novelas como El Motín de la Residencia (1978), la colección de relatos Bocetos de los sueños (2001) y sobre todo El Corazón de los Trapos, premio Vargas Llosa de novela en 1996. En cuanto al verso, la producción es sensiblemente mayor. Podemos contar más allá de la decena de libros, comenzando por Sinfonía nº 1 en negro de Cózar (ma non troppo) de 1980 y terminando por Los Huecos de la Memoria del presente año. En esa lista hemos de destacar Ojos de Uva, que tras su publicación en 1988 obtuvo gran éxito de crítica. A todo esto debemos añadir otra considerable participación de Rafael en diversas antologías poéticas y sus logros en numerosos certámenes literarios.
Ya por otra parte hallamos los estudios, ediciones y prólogos propios del trabajo de investigación filológica. La relación va más allá de lo que esta velada pueda abarcar. Sin embargo, es de destacar una característica común en muchos de estos trabajos que, como un hilo conductor, los ensarta e incluso va más allá, hilvanándolos con la obra literaria que hemos referido antes. Y esa característica no es otra que la permanente búsqueda, la innovación, la vanguardia en definitiva.
Toda su obra, ya sea como estudio o creación, está marcada por esa experimentación continua. De ahí mi o no anterior. Podemos comprobar en las imágenes una selección tanto de su obra esencialmente pictórica como de aquella que, en forma de poema visual, aúna sus cualidades pictóricas con las literarias.

Tercera parte: El ser humano o el señor catedrático ignora un adverbio

¿Qué cómo me atrevo a decir que todo un señor catedrático de literatura española ignora un adverbio? Sencillo: Rafael nunca dice no. Es cierto, y no me hacen falta los testimonios que en ese sentido siempre puede escuchar uno sobre él. Yo lo puedo atestiguar en primera persona:
Conocí a Rafael tras cierta alusión a él que realizamos en la revista de alumnos de la facultad, Pandora, dirigida por un servidor. La alusión incluía una caricatura y el premio jaramago, que no era otra cosa que una crítica, suave eso sí, al galardonado. A los pocos días de publicarse, Rafael me fue a buscar. Yo me temía lo peor porque ya había recibido un broncazo de otro profesor galardonado. El caso es que se presentó con un soneto en el que se mofaba de sí mismo y de su caricatura, deseaba parabienes a la recién nacida revista y se ofrecía a colaborar en lo que pudiera. Por cierto, el soneto era un derroche de humor ingenioso envidiable. Desgraciadamente no lo he encontrado. Bueno, pues la oferta se cumplió: durante el tiempo que dirigí el aula de cultura de alumnos, recurrí varias veces a él para pordiosearle colaboraciones que dieran algo de caché a una publicación que por no tener, no tenía ni ISBN. ¡A ver quién ha visto a un poeta que suelte sus obras sin tatuarse otro ISBN en el curriculum! Pues eso, Rafael  nunca decía no. Ni a mí ni a los que me reemplazaron, lo sé de buena tinta.
Y ya fuera del ámbito personal, su generosidad, sus ganas de participación, quedan reflejadas en la cantidad de puestos desempeñados en el seno del mundo literario. Puestos que, todo hay que decirlo, son los típicos que te calientan la cabeza y te enfrían los pies. Así, fue presidente de la Sección Andaluza de la Asociación Colegial de Escritores de España, miembro de la Comisión de Ayudas a la Edición de la Consejería de Cultura de la Junta o Director Literario de la editorial El Carro de la Nieve. Actualmente es miembro del Consejo Asesor del Centro Andaluz de las Letras, cargo que ostenta desde la creación de dicho organismo.
Su ignorancia del adverbio de negación llega a extremos como el protagonizado por un perverso Pérez Reverte, que se dice su amigo. Rafael no se negó a que aquel lo incluyera en una entrega de Alatriste como personaje laxo en su celo marital, esto es, corniveleto. Por si alguien no sabe de qué estoy hablando, el mismo Cózar nos lo puede aclarar:

Rafael de Cózar, sí; yo soy quien reza
en esta nueva entrega de Alatriste,
de la España inferior que ora y embiste
cuando se digna usar de la cabeza.

Y nunca mejor dicho, y con firmeza
reconozco en mi frente el ornamento
con que cubro con creces mi sustento,
a la par que comparto la belleza.

Si brindo en la taberna, en buena hora
de vino yo me bebo litro y cuarto
porque sé que el gran Rey Felipe Cuarto
se encarga de atender a mi señora.

Mas sepan que no soy consentidor,
ni marido "giloso" ni ofendido:
Las razones de Estado me han vencido,
por no estar para lances mi valor.

Alatriste y el Rey son las razones
de Estado que presento en mi defensa.
Al no poder con ellos, no hay ofensa,
y el honor me lo guardo...... en los bolsillos.

Si es esta mi verdad, les aseguro
que con Lope, Quevedo y Calderón
yo me siento muy feliz en la ficción
de este libro del nuevo rey Arturo,

Me queda por hacer la aclaración,
con la cual  finalizo mi escritura:
que no es mi actual mujer la que figura
en brazos del amarillo jubón.

De aquellas que recuerdo en mi andadura,
o fue Bassinguer, o es Sharon Estón,
pues la actual es de buena catadura
y el príncipe Felipe no es ligón.

Hay un último aspecto ineludible que quería destacar del ser humano Cózar: el amor, pero eso sí, un amor mientras más tangible mejor, como él mismo indica. Cito:
Realmente en el tema del amor es difícil hacer teoría, y a mí me interesa especialmente la praxis, pero he de reconocer que no es fácil que esta última se lleve a cabo mediante un libro.
En resumen, sinceramente no creo que estas partes que he expuesto hayan conseguido evocar una imagen fidedigna de ese todo llamado Cózar. Un todo inabarcable (y no me refiero a su fisonomía),  que ya me hacía prever el fracaso antes de empezar. Espero, eso sí, que aquellos que no conocían a nuestro Mercurial de Plata, al menos se hayan llevado una imagen  no muy desvaída de su siempre grata persona.

Una aclaración final:
Algunos habrán pensado “Vaya perra que ha cogido este con las sinécdoques y las metonimias”. Pues resulta que habiendo nacido en Jerez soy medio gaditano -como Rafael- y no hay cosa que le guste más a un gaditano que una acertada metonimia. ¿Verdad, pisha?

Poema de agradecimiento. Por Rafael de Cózar

POEMA DE AGRADECIMIENTO
A LOS DELEGADOS MUNDIALES DE LA TERTULIA MERCURIAL DE SEVILLA POR EL PREMIO CONCEDIDO A ESTE HUMILDE VERSIFICADOR, QUIEN LLEVARÁ CON DIGNIDAD EL GALARDÓN DE LA SANDALIA DE MERCURIO, HERMES ALADO, INTÉRPRETE DE LOS DIOSES


Un signo de bien nacido
es el ser agradecido
y yo pienso y no les miento
que si ese agradecimiento
con el verso se realiza,
aunque resulte paliza
al menos exige esfuerzo
y es sin dudarlo refuerzo.

Con más razón es el caso
siendo tema de cultura,
ya que es la literatura
por la que dieron el paso,
aunque pienso que es pasarse
darle vuestro galardón
a este pícaro guasón
que amenaza con quedarse.

Homenaje inmerecido
si es por lo que hasta ahora he sido,
mas resultará acertado
si olvidamos mi pasado
pues si mérito he tenido
sólo es por ser buena gente
con la que yo me he reunido.

Es de aclaración urgente
siendo premio inmerecido,
la obligación de aceptarlo,
por supuesto sin dudarlo,
ya que merece la pena
pues si no, de lo contrario,
aunque parezca ordinario,
tendría que pagar la cena,
lo cual, siendo jubilado,
no me parece apropiado.

¡Vosotros, trabajadores
de la cultura, incurables,
esforzados labradores,
incluso de la enseñanza,
merecéis estos honores,
siendo conmigo muy amables
y de España, la esperanza,
pues todos los mercuriales
tras sus horas laborales
a la tertulia llegáis
y los honores nos dais
y vuestra cuota aportáis
a que los pobres parados
y también los jubilados
tengamos ya la ocasión
de cobrar nuestra pensión.

Yo soy también de Mercurio
que es el dios del buen augurio
aunque alguno diga a saco
que yo soy más bien de Baco,
mas si Hermes fue dios alado,
por Baco salgo de lado,
es decir que tomo el rumbo
dando algún que otro tumbo
pues si es seria la poesía,
esta exige la vivencia
en la taberna, a conciencia,
aunque yo pierda la mía.

Mis queridos mercuriales
no quiero darles la lata
pues si Mercurio es de plata
servirá para mis males,
que sin ser inoportuno
yo resumiría en uno:
esto es cosa de la edad,
lo que yo pienso, en verdad,
que se cura con el tiempo,
y que las glorias tempranas
son más fuertes con las canas.
Gracias a todos de nuevo
y vayamos a lo suyo
que, sin dudarlo, yo intuyo
que esta cena costó un huevo.



por Rafael de Cózar, en la muy noble y leal ciudad de Sevilla, noviembre del año de dos mil y once.