Aurora Pimentel (Madrid, 1961) es la autora de Fernanda, las magnolias y el rey mago. A pesar de residir habitualmente en Madrid, no duda en trasladarse a Sevilla cada vez que puede para asistir a las tertulias. De hecho, es la única dama que se ha atrevido a lidiar con tantos señores juntos. Aurora siempre refleja la felicidad en su rostro. Se la nota feliz y su felicidad se contagia. Nunca decae su entusiasmo ni la cordura abandona nunca sus reflexiones. Cuando se pone a leer, además, entona como nadie, inflexiona las frases, modela las palabras y en ella no solo lo escrito es arte, sino la propia recitación de lo escrito.
LA LUZ EN EL AIRE Y EL ZORRO DESGARBADO Una vez que el sol se oculta tras el horizonte queda todavía luz en el aire. Al volver de Urueña a Boecillo intento viajar justo entonces, en esos cuarenta minutos en los que se ve todavía, cuando los colores cambian y los animales salen. Me acuerdo de algunas películas del oeste americano, de la fogata, los caballos y los vaqueros cansados que acampan para dormir al raso. La noche empieza ahí, en esa luz ambiental que pasa del violeta del atardecer, que describió Colinas y da nombre a la editorial de Pilar, a un azul cada vez más amoratado. Un azul que acaba por ser oscuridad, noche cerrada. Y todo cada día un minuto antes en verano. Un zorro me ha salido varias veces al encuentro a esa hora. Vive entre la Santa Espina y Urueña. Es desgarbado y muy flaco. Se me queda mirando mientras paro el coche. Ahora sé que me está esperando. Es lo contrario a un zorro de Walt Disney. Quiero quedarme con el zorro en esa luz que tiene el aire. El mirándome. Yo mirándole. Y el tiempo parado. Aurora Pimentel |
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