domingo, 14 de junio de 2009

Apócrifos

Amados todos:

En breve saldrá a la luz una nueva entrega de la biografía de Giovanni Rinuccini, "el Romano". En este caso, se nombra a todos los contertulios: Ioseph Gómez, Ioseph Jurado, Xavier Menéndez Vongola, Gesú Cotta, Giuseppe Ridatto, Julio Cuniculario, Ioseph Rico Mañara y Jacobo Pizarroso.
En dicha entrega anuncio que, con el tiempo, iré dando cuenta de la vida de esta caterva de poetas. Como reto literario, os propongo que escribáis cada uno un poema petrarquista (un soneto, una lira o un madrigal) que sirva de colofón a las respectivas biografías que iré trazando. Asimismo, se aceptan cuantas sugerencias estiméis oportunas para incorporarlas.

5 comentarios:

  1. Creo que Ioseph Jurado dejó esto en su Summa Memoria Fragilissima. Fue, gracias a Bernini, un anticpador del barroco, en la ciudad barroca.


    Guarda, niña, el tapiz que hemos tejido,
    el dibujo de amor sobre la yerba,
    al cuidado de Venus y Minerva
    el jardín de los dos ha florecido.

    No lo roce la hoz ni la caterva
    de perros que en el bosque han confundido
    nuestro rastro, en las rosas extinguido,
    con la asustada huella de la cierva.

    Apresúrate, amor, que en mi locura
    he soñado jaurías de mastines
    destrozando la liebre de tu talle.

    Oculta en una cripta tu hermosura,
    coronada de luna y de jazmines,
    y, encima de la luz, la piedra calle.

    ResponderEliminar
  2. Pues sí que es un buen anticipo del barroco, pero en la aspiración aún de la "h" en "hoz" se nota que es aún de la primera mitad del XVI. Rocío seguro que se acuerda, que buena alumna era para los comentarios filológicos...

    Esto promete...

    ResponderEliminar
  3. Juan Antonio, mi bisabuelo siempre me dijo que este soneto era de nuestro ancestro Gesú (por cierto, según me dice, se llamó Gesú al venir a España, pues en Italia no es habitual ese nombre). Sospecho que está ligeramente adaptado, pues suena demasiado fluido en español actual o quizá se deba a que el español no era su lengua materna. Un abrazo y suerte en tus investigaciones. Estamos en ascuas.

    Recomendación a Casandra
    ¿Hacia dónde en la noche te encaminas
    sin más luz que tus ojos encendidos,
    Casandra, para quién esos vestidos
    que la tierra profana con espinas?
    Pura pretendes ser, mas te mancillas
    cuando sin tino anuncias nuestros sinos,
    pues la noche ha cambiado los caminos
    y Eros y el sol evitan tus mejillas.
    ¿No acechan los demonios tus tobillos
    cuando te ven, Casandra dolorosa.
    y no afila la Parca sus colmillos?
    Vuelve, pues, a tu lecho de doncella.
    Tu voz se ha vuelto grave y peligrosa
    y ya no reconoces las estrellas.

    ResponderEliminar
  4. Oda, dolorosa.

    Jódete, almeja,
    que me como el mejillón.

    ResponderEliminar
  5. Los Ridatto hemos tenido la suerte de conservar una rica tradición oral, y gracias a eso he podido saber datos de mi antepasado Giuseppe, pues en el siglo XIX un incendio destruyó todos los legajos de la familia.

    Son muchas las anécdotas sobre Giuseppe, sólo diré que tuvo muchos oficios: ceramista, herrero, maese mamporrieri (no por nada, sino porque lo contrataban los próceres de guardaespaldas y se liaba a mamporros con todo bicho viviente), y muchos otros. Luego vino un golpe de fortuna y encontró al Duca dil Saco di Soldi, y a su sombra se enriqueció. Entonces estudió Economía en Génova y le dieron il premio nobile en forma de ripio, escribió varios libros para los escolari del momento, así como para la fundacione del Duca. Al final, harto de tantos dineros, se dedicó a lo que de verdad le gustaba, que no era otra cosa que escribir sobre lo divino y lo humano, a semejanza de su admirado Dante. Entró en la tertulia de los Mercuriales gracias a un invento denominado il bloguerino, que lo puso en contacto con toda esta caterva de personajes.

    Conservo muchas obras de mi antepasado, hoy os dejo como aperitivo este madrigal:


    Belleza limpia y pura,
    destino de mi amor, luz de mi vida,
    miradas que me hicieron una herida,
    hundiéndose en mi pecho tu hermosura.

    Os busco en la mirada
    la luna reflejada.
    No sé si alguna vez seréis vencida,
    ni si podré catar fruta prohibida,
    lo cierto es que tu cuerpo de escultura
    al verlo de pasada
    mi máquina de amar la pone dura.


    Como veis, los Ridatto siempre hemos tenido tendencia a dar la nota.

    Un abrazo a todos los contertulios.

    ResponderEliminar